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He venido, estoy, soy.

Puede parecer extraño pero estoy en España desde hace 9 años; extraño porque soy ecuatoriano ante todo.

Conocí Rusia por una invitación a exponer en Moscú y en San Petersburgo, dos ciudades de Europa del este, cada una distinta entre sí pero arquitectónicamente similares y lo más importante: ante el blanco invierno nevado las dos son plenamente hermosas, pictóricas, monumentales.

Quedarme en Madrid no estaba contemplado en mi proyecto personal y el motivo es que no la conocía con el corazón. Aún así y movido por la fuerza del amor buscado y encontrado en el país de los zares, me quedé.

Se puede decir también en honor a la verdad, que es el epicentro de mis actividades culturales y creativas. Museos como El Prado, el Thyssen o el Reina Sofía, son el patio de los recreos que el espíritu necesita como fuente de inspiración y desahogo particular. 

Gracias a estos recursos he aprendido paso a paso a entender de alguna manera la dignidad del hombre por alcanzar un principio único motivado por la verdad: "la libertad".



g.e.



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